martes, 3 de noviembre de 2009

Elogio a la Mujer Brava



ELOGIO DE LA MUJER BRAVA

Por: Hector Abad (Revista Cambio)

A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de caracter aspero, duro,decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpias, brujas, viragos, marimachos. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafio al poder masculino que hasta hace poco habiamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.


La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavia infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa,dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpatica y diga frases amables,que jamas reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milimetro de quedar en bola, con curvas increibles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran "no mas usted me avisa y yo le abro las piernas", siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de liquidos seminales, entre gritos ridiculos del hombre (no de ellas, que requieren mas tiempo, y se quedan a medias).


A los machistas jovenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan, y por eso seguimos andando, mas bien, con jovencitas perfectas que lo den facil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan, y solo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar ordenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio, y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian mas, saben mas, tienen mas disciplina, mas iniciativa, y quizas por eso mismo les queda mas dificil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos.

Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitiriran porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí y en la fuerza bruta ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado.

Como trabajan tanto como nosotros (o mas) entonces ellas tambien se declaran jartas por la noche, y de mal humor, y lo mas grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dara rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.

Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (miremonos el pecho tambien nosotros, y los pies, las mejillas, los poquisimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar, y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia en el trabajo, o una maniobra acertada para ser mas felices, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos que hacer con todo eso.


Somos animalitos todavía, los varones machistas, y es infantil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como automatas. Pero si logramos usar tambien esa herencia reciente, el cortex cerebral, si somos mas sensatos y racionales, si nos volvemos mas humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las mas desafiantes, y por eso mismo las mas estimulantes, las mas entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque esta basada en algo mas que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza: nos dan ideas, amistad,pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.